Shigeru Ban, premio Princesa de Asturias de la Concordia 2022, al arquitecto japonés comprometido con la sostenibilidad y la solidaridad
Uno de los apelativos con el que se le conoce es “el arquitecto que no conoce descanso”, debido a su compromiso laboral y personal con una sociedad, a la que quiere contribuir con su trabajo
La sostenibilidad, la ayuda frente a emergencias y el impacto social son las bases sobre las que se cimienta la arquitectura del último premio Princesa de Asturias de la Concordia 2022, Shigeru Ban. Japonés de nacimiento, destaca por su carácter rupturista, cuyo objetivo es llevar la arquitectura a todos los estratos sociales y ayudar en aquellas situaciones de emergencia donde su trabajo pueda ser de utilidad.
Durante su niñez y la mitad de su adolescencia consideró dedicarse a la carpintería, aunque un trabajo que le mandan en el instituto para recrear una maqueta en casa le permite conocer el trabajo del arquitecto estadounidense John Hejduk (1929-2000) y le hace cambiar de opinión. Desde entonces, combinó sus entrenamientos deportivos de tres horas diarias y partidos de rugby con las clases de arte para cumplir su objetivo: estudiar Arquitectura.
Entrar en la prestigiosa Universidad privada japonesa de Waseda era su sueño, aunque finalmente logró una plaza en el Instituto de Arquitectura del Sur de California. Allí, se formó y estableció las bases del que ahora es su trabajo: compromiso con la sostenibilidad, ayuda a través de la arquitectura frente a las emergencias y la generación de un impacto social.
La filantropía de Shigeru Ban queda patente con su actitud frente catástrofes mundiales, donde lleva todo su conocimiento y dedicación a la sociedad que en ese momento necesita de su ayuda. Una de sus últimas contribuciones se encuentra en Polonia, donde, en los centros de refugiados y víctimas de la guerra en Ucrania, instala sistemas divisorios en los enormes habitáculos en los que conviven cientos de familias para dotarles de intimidad dentro de la situación que viven. Algunos de sus trabajos de emergencia han llegado a los terremotos de Haití y Abruzos, el genocidio de Ruanda y el accidente nuclear de Fukushima, entre otros.
Funda su primer estudio en 1985, donde desde el principio trabaja de manera horizontal, algo poco común hace cuarenta años. En su férreo compromiso con la sostenibilidad y la sociedad crea, en 1995, la ONG VAN (Voluntary Architects Network), coincidiendo con su entrada en el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.
Discípulo del arquitecto japonés Arata Isozaki -Premio Pritzker 2019-, cuenta con obras y proyectos arquitectónicos como museos, edificios corporativos, viviendas privadas, bibliotecas públicas, locales comerciales, iglesias, pabellones, etc., en los que priman los materiales de bajo coste y con ello la sostenibilidad que tanto le diferencia.
Uno de los apelativos con el que se le conoce es “el arquitecto que no conoce descanso”, debido a su compromiso laboral y personal con una sociedad, a la que quiere contribuir con su trabajo. Shigeru Ban, pionero en su visión ecológica trasladada a la arquitectura, en su labor de ampliar la red de personas que cuidan el medio ambiente mediante su profesión, trabajó de docente en las reconocidas universidades de Tokio, Harvard y Cornell, diferenciándose de otros muchos arquitectos de la época.
Ahora se ha convertido en el primer arquitecto que gana el premio Princesa de Asturias de la Concordia. ¡Enhorabuena!